La respuesta es sí: los gestores de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos observan que las baterías y los circuitos eléctricos se incorporan a nuevos productos cuya gestión va a ser compleja y, probablemente, motivo de controversia. ¿Qué podemos hacer?
Los avances en el mundo de los llamados textiles electrónicos son sorprendentes: camisetas inteligentes con sensores para medir el rendimiento deportivo, que pueden monitorear la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal y la actividad muscular y proporcionan datos en tiempo real a través de aplicaciones móviles; también existen prendas calefactadas, camisetas y chaquetas que utilizan fibras conductoras o elementos termoeléctricos para generar calor. Existe un desarrollo de un hilo de seda conductor que convierte la diferencia de temperatura entre el cuerpo y el ambiente en electricidad, permitiendo alimentar sensores sin necesidad de baterías. Incluso calcetines inteligentes que analizan la técnica de carrera.
El mercado de la ropa inteligente está en crecimiento, con estimaciones indicando que los ingresos anuales pasarán de 1.000 millones de dólares en 2020 a 11.000 millones en 2025. Pero, a pesar de estas cifras, estos productos no son aún tan comunes como la ropa deportiva convencional. Hay varias razones detrás de esto: muchas prendas inteligentes tienen un coste elevado (precio) e integrar baterías, sensores y circuitos en ropa presenta desafíos en lavado, uso diario y resistencia al desgaste (mantenimiento). Pero, desde el punto de vista del fin de vida, la industria debe resolver si gestionar estos productos en las cadenas de RAEE o en la cadena textil. Si el avance de nanomateriales, tejidos conductores y baterías flexibles a escala masiva se confirma, las consecuencias serán relevantes para cualquiera de ambos sectores que deba asumir la gestión.
Tomemos el ejemplo de las baterías flexibles, innovación en almacenamiento de energía que permite que los dispositivos electrónicos sean más ligeros, adaptables y cómodos. A diferencia de las baterías tradicionales rígidas, pueden doblarse, estirarse e incluso integrarse en ropa inteligente sin perder funcionalidad. Utilizan polímeros conductores, grafeno y electrolitos en gel en lugar de los materiales rígidos convencionales. Además de en ropa inteligente pueden usarse en dispositivos médicos, sensores portátiles y electrónica flexible.
La proliferación de innovaciones de producto y la falta de ecodiseño (o, si se prefiere, de diseño para el reciclaje) son retos habituales en el sector de la gestión de RAEE, y barreras no sólo técnicas para una futura correcta gestión. Este problema ya se ha evidenciado con otros flujos emergentes, como los residuos derivados de la movilidad eléctrica personal, cuya rápida expansión no ha ido acompañada de soluciones adecuadas para su reciclaje. Indumetal Recycling, como agente relevante en el sector del RAEE, manifiesta su disposición a colaborar desde las fases iniciales con los actores implicados, con el objetivo de favorecer un diseño que facilite el reciclaje adecuado de estos nuevos aparatos electrónicos desde el primer momento.